El tema de las CBDCs (Monedas Digitales de los Bancos Centrales) me toca de cerca. Sobre ello hice mi TFM, he publicado varios artículos y sigo investigando un asunto tan relevante como ignorado en el debate público.
Y la primera pregunta que deberíamos hacernos es clara:
¿Quién quiere un euro digital? ¿Quién lo pidió?
La respuesta es simple: nadie. No conozco a una sola persona que lo apoye. De hecho, cuando se habla del tema (que es poco) suele ser para criticarlo, no para defenderlo. Si miramos el panorama político, la izquierda apenas se pronuncia, y desde la derecha llegan algunas críticas.
Eso ya debería hacernos sospechar. Estamos ante una medida que nadie ha pedido, que no se somete a debate y que se impulsa desde arriba.
El proyecto se planteó oficialmente por la Comisión Europea en 2023, aunque sus raíces están antes: en 2019, cuando Facebook anunció la creación de Libra, una moneda digital que supuestamente amenazaba la soberanía de los países. Esa fue la excusa perfecta para que Bruselas acelerara sus planes.
Con la pandemia llegó el empujón definitivo. Se limitaron los pagos en efectivo y se lanzó una campaña mediática contra el uso del dinero físico. Después, las regulaciones hicieron el resto:
Límite de pagos en efectivo reducido de 2.500 € a 1.000 €.
Presión fiscal creciente sobre el uso de billetes.
Disminución drástica de cajeros: de 53.000 en 2019 a solo 39.000 en 2022.
Todo esto ha acelerado el proceso de desmaterialización del dinero, sin que la sociedad lo haya pedido ni debatido.
Y si quieres reírte un poco, entra en la página del BCE y lee sus “razones” para justificar por qué necesitamos un euro digital. Ni yo intentando poner una excusa a mi profesor de por qué no hice los deberes doy tanta pena.
¿Un caso real?
Solo hay que mirar a Nigeria y su e-Naira. El resultado fue un desastre: rechazo masivo de la población, escasa adopción y pérdida de confianza en el propio sistema financiero.
Entre los riesgos del euro digital están la falta de privacidad, la programabilidad del dinero y la supuesta “seguridad” que nos venden. Pero todo esto lo iremos desgranando en próximas reflexiones.
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