
Curiosamente, mañana tengo programado un día de entrevistas y tertulias con profesores de diversas ramas sobre el tema del clima. Casualmente acabo de ver que salió el documental dirigido por Huerta de Soto sobre el tema llamado “Dudas razonables”, por lo que me he decidido por ponerme a escribir.
Para mí, lo más preocupante de lo referido al tema del cambio climático serían las medidas que se toman para supuestamente paliarlo.
Nos dicen que, para evitar el aumento de las temperaturas, tenemos que cambiar nuestro coche diésel viejo por uno eléctrico nuevo (que contamina más en todo el proceso de producción y cuyo reciclaje es mucho más complicado; esto no lo suelen decir). Tenemos que dejar de tener hijos porque, si no, va a haber “sobrepoblación” (que alguien me diga cuál es la población correcta y cómo ha llegado a conocer tal cifra; ¿a través de una revelación, tal vez?). Tenemos que reciclar en cinco contenedores diferentes para que todo vaya luego al mismo sitio (os dejo un artículo de Eduardo Blasco sobre este tema).
El discurso que nos llega es básicamente que el ser humano es un bicho que está estropeando el planeta. Desvaloriza completamente al ser humano.
Además de todo, sucede que nadie niega que el clima cambie (ni los más extremistas “negacionistas”, usando su jerga). Es algo reconocido por todos: el clima cambia.
Lo que se discute son dos cosas:
Si ese cambio es antropogénico (producido por el ser humano) o si es natural.
Las formas de atajar el problema. Esto, si lo consideramos como un problema, porque que se caliente el planeta puede tener consecuencias positivas —puesto que el frío mata más que el calor—; peor sería que se enfriase.
En cuanto a si el cambio es antropogénico, en el libro de Ferrandis Crimen de Estado se nos dice que únicamente el ser humano sería responsable del 0,1 % del calentamiento de la atmósfera a través del CO₂ (adjunto enlace al minuto del podcast donde lo comenta).
Vemos que quizá mucha influencia no tiene el ser humano en alterar el clima. Y, aun estando en nuestras manos alterarlo, habría que preguntarse en qué dirección: ¿calentarlo más o enfriarlo más?
Esto puede parecer una tontería, pero si lo pensamos, realmente no lo es. La pregunta sería: ¿cuál es la temperatura correcta? Pues, en la actualidad, parece que queremos volver a la temperatura que había en la era preindustrial, de finales del siglo XIX.
Pero ¿por qué volver a esa temperatura? ¿Por qué no volver a la temperatura de hace 1.000 años o de hace 10.000? ¿Por qué justo la temperatura que había en el año 1900 es la “correcta”?
Luego cabría preguntarse otra cosa: ¿tenemos derecho a un buen clima?
Una persona que viva en Alaska, por ejemplo, se podría ver favorecida por un aumento de la temperatura; cansada de pasar frío, abrazaría la idea de un planeta más cálido. ¿Por qué le tenemos que obligar a pagar impuestos para arreglar un “problema” que para él no sería un problema (asumiendo que pagando impuestos se pudiera arreglar)?
**Si quieres apoyar este proyecto, te agradecería mucho que le dieras click al anuncio de abajo.Es un pequeño gesto que me ayuda enormemente a seguir escribiendo para ti. 💛
Your Boss Will Think You’re an Ecom Genius
If you’re optimizing for growth, you need ecomm tactics that actually work. Not mushy strategies.
Go-to-Millions is the ecommerce growth newsletter from Ari Murray, packed with tactical insights, smart creative, and marketing that drives revenue.
Every issue is built for operators: clear, punchy, and grounded in what’s working, from product strategy to paid media to conversion lifts.
Subscribe for free and get your next growth unlock delivered weekly.
¿Qué se ha conseguido hasta ahora con las medidas tomadas para parar el cambio climático?
Estas medidas han conseguido implantar el socialismo por la puerta de atrás, destruir la economía de mercado y optar por un modelo planificado y totalmente centralizado. Las medidas tienen que ser tomadas a nivel global para resolver un problema global, por lo que se crean instituciones supranacionales por encima de los países, buscando ejercer un control lo más alejado posible del ciudadano y lo más centralizado posible (con los peligros que eso conlleva).

Son medidas que también van contra los más pobres, que están pagando con sus impuestos los nuevos y subvencionadísimos coches eléctricos de los más ricos. Obligan a los más pobres a dejar de usar su coche por ser viejo y a no meterlo por el centro de las ciudades.
Además, el discurso del clima no se sostiene ni dentro de su propio discurso. Es decir, si van a subir los mares, arder los campos y venir huracanes si no dejamos de contaminar con nuestro sucio coche diésel, ¿qué hacen poniéndole aranceles a los coches eléctricos chinos?
Pues, como ya os imaginaréis, esto no va del clima: va de dinero y de desvalorizar al ser humano. Va de dinero porque, como nos dice Bastos en su libro O pequeno é possivel, las regulaciones de los coches eléctricos fueron cambiando con el fin de no dejar entrar en el mercado europeo a los asiáticos y tener así un mercado cautivo.
Lo anterior responde a lo del dinero, pero ¿y lo de desvalorizar al ser humano?
Veo que es lo que consiguen con este discurso: un discurso de culpa, bíblico, muy similar al del apocalipsis.
“Se elevarán los males por vuestra culpa; por haber contaminado el planeta, ahora vendrán desastres meteorológicos para haceros pagar por vuestro egoísta comportamiento.”
Básicamente, el discurso viene a ser ese, pero en vez de una voz solemne que nos lo diga desde el cielo, nos lo repiten en los telediarios todos los días.
Cerraré esta reflexión diciendo que el tema del clima es un tema delicado y no debería serlo. Si es ciencia, entonces debería haber debate y libertad para expresarse, cosa que no hay en la actualidad. Sobre todo en lo referido a los profesores: si osan ir, aunque sea un poco, en contra del discurso oficial, que Dios les pille confesados.
De las cosas que más rabia me dan están aquellos temas donde parece que la respuesta ya está dada antes de entrar en el debate. Me pregunto por qué hay algunos temas de los que no se nos permite dudar y, en caso de atreverte, serás perseguido y funado en las diversas redes sociales, y si eres una figura algo relevante incluso saldrás en programas como Conspirafobia de La Sexta.
Así que, si quieres ser un súbdito fiel y no cuestionar al amo, solo debes sonreír y saludar, como decían los pingüinos de Madagascar.
Seguiremos hablando sobre este tema en próximas reflexiones.
¡Gracias por haberle dado click al anuncio, de verdad que es una gran ayuda! ❤️
¡Un abrazo y que tengas un buen día!



